Comienza el primer día de esta segunda edición del Desafío de los 30 Días, este año se nota el cambio de tono de los temas a tratar, ya no son tanto batallitas como temas más teóricos como metodología, etc. Este año pinta hardcore el Desafío, parece que han sacado la artillería.
Centrándonos en el tema que nos ocupa, se podría hacer perfectamente una lista de nombres, pero teniendo que elegir uno, a pesar de que los que me conocen saben que no soy muy partidario del humor, elegiría a Greg Costikyan, uno de los creadores de la primera edición de Paranoia. El porqué es sencillo, incluso dentro del humor hay géneros, y el de este señor está más que demostrado en su juego. Si quereis saber más sobre él buscad en la wikipedia, inglesa a poder ser, que si lo enlazo aquí con el Canon AEDE igual me meten en la cárcel jeje.
Éste fue uno de los causantes de que yo empezara en este mundillo. |
Al fin y al cabo, esto del rol es un juego y los juegos son para divertirse y entretenerse. Pues qué mejor manera de cumplir la primera premisa que con un juego de rol de humor negro (negrísimo) en el que la risa es obligatoria, lo dice tu Amigo el Ordenador, porque eres feliz ¿verdad ciudadano?
Intentad haceros a la idea, cómo podría ser una partida a este juego, que de por sí ya es un descojone, con uno de sus creadores dirigiéndola. Está claro que la expectación sería notable e igual eso merma el resultado final, pero solo por vivir la experiencia, aunque no fuera lo que esperasemos, merece la pena ¿no os parece?
Sé que solo se pedía un nombre, era inherente a la pregunta, pero como soy un transgresor y un rebelde (já!) voy a dar otro nombre y otro porqué, me apetece, y sobre todo porque sino me quedaría muy escasa esta primera entrada. La otra persona es también un señor (pocas señoras hay en esto del rol, pero las hay), en este segundo caso es patrio. Se trata de Ricard Ibáñez (wikipedia, esta vez en castellano), un señor grande e intimidante, pero que por lo que dicen es tan tierno como el pan de leche.
Maese Ricard, no os dejeis engañar por su gesto afable, hizo el primer Aquelarre. |
Las razones son variadas, desde que es el autor del primer juego de rol en nuestro país (que causó el efecto Pringles, hizo POP! y ya no hubo Stop), hasta que hiciera el favor de explicarme el tono y el tipo de partidas del juego, que por más que leo la sección dedicada a ese tema en la 3ª (y más nueva) edición, no termino de cogerle el regusto y acabo haciendo siempre un sofrito raro en mis partidas que queda, a mi parecer, algo insípido. La razón principal es que ver a este maestro en acción debe ser glorioso, y seguro que me quedaría claro el tono. Desde esta humilde morada, le envío un saludo y ya me despido por hoy.
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